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Ya quedó claro que lo de Idix se descubrira en la novela...

Pero... ¿Qué onda con el Autor?
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Antes que nada aclaremos:

 

PRIMERO: YO NO TENGO OFICIO DE ESCRITOR. Un(a) escritor(a) es una persona que se sienta frente al teclado y SE DISCIPLINA para terminar cierto número de capítulos en cierto número de horas o si no, no entrega a tiempo, no le pagan y no come. Desafortunadamente a mí se me da más el laringoscopio que la laptop, pues soy anestesiólogo y de eso vivo, así que entre anestesia y anestesia me daba tiempo para escribir un poquito. Las horas acumuladas no fueron tanto de escritura como de investigación y el tiempo rápidamente se fue consumiendo. Sobre todo cuando se me fue la inspiración (decir bloqueo de escritor sería pretencioso por lo que ya expliqué).

Entre divorcio, nueva casa, nuevos pleitos, nuevos hábitos, nueva familia, nuevas preocupaciones y mil cosas más estuve muy deprimido. Y si bien los primeros 3 capítulos los escribí cuando estaba casado de primeras nupcias, en unas semanas, los últimos fueron un suplicio para imaginar cómo desenredar la trama. Sin embargo me sirvió. Muchas cosas tuve que reescribirlas a la luz de nuevas declaraciones. Les suplico a mis probables lectores que tengan paciencia tomando esto en cuenta.

 

SEGUNDO: ¿POR QUÉ ESCRIBIR UN LIBRO? Sobre todo de ninjas. La verdad es que como artemarcialista el tema me apasiona. Pero no fue sino hasta que vi la infame película de “American Ninja” con Michael Dudikoff, escrita por Avi Kleinberger y Gideon Amir que empecé a pensar en el tema. En la película, la justificación para que un gringo se convierta en un shinobi, es un vil plagio de la infancia de Frank Dux, y ya había sido expuesta en el filme autobiográfico “Bloodsport” estelarizada por Jean-Claude Van Damme. México siempre ha sido un País de grandes injusticias y muchos soñamos con el vigilante anónimo que ponga cierto orden en el caos ¿Y quién mejor que un shinobi? Pero… ¿Qué tendría que estar haciendo un ninja en México? Podría caer en la misma trampa y hacer un refrito “Oroliano” (neologismo mío por Juan Orol) y crear “Ninja Mexicano ¡Ajúa!”. No, eso no hubiera servido. Así que la trama empezó a surgir por ésa pregunta. Y en ése momento, me pareció buena idea, escribir mi historia. Siempre hay influencias, pocos aprenden de la nada y mi escritor favorito de ninjas es Erik Van Lustbader, quien aunque veces exagera al echar a volar su imaginación, es insuperable en el manejo del tema. Así que.. ¡A escribir un libro! Hasta hoy me preguntan por qué. Y siempre contesto con otra pregunta ¿Por qué no? Además me permitió sacar al Darth Vader que todos llevamos dentro.

¡Gracias por la Oportunidad!

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Ok... ok...

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